Salud y Bienestar

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"Mente sana en cuerpo sano."

domingo, 8 de junio de 2008

NUTRICIÓN E INFECCIÓN: SALUD Y ENFERMEDAD

La interacción de la malnutrición y la infección es la causa principal de morbilidad y mortalidad de los niños en la mayoría de los países de África, Asia y América Latina. Las infecciones virales, bacterianas y parasitarias tienden a ser prevalentes, y todas pueden tener un impacto negativo en el estado nutricional de niños y adultos.

La relación sinérgica entre la malnutrición y las enfermedades infecciosas ahora es aceptada y se ha demostrado concluyentemente. La presencia simultánea de malnutrición e infección es el resultado de una interacción que tiene consecuencias más serias sobre el huésped de lo que tendría el efecto aditivo si las dos se presentaran de modo independiente. Las infecciones empeoran la malnutrición y ésta aumenta la gravedad de las enfermedades infecciosas.

EFECTOS DE LA MALNUTRICIÓN SOBRE LA INFECCIÓN


El Sistema Inmunológico

El cuerpo humano tiene la capacidad de resistir a casi todos los tipos de organismos o toxinas que tienden a lesionar los tejidos y órganos. Esta capacidad se denomina inmunidad. Gran parte de ésta se debe a un sistema inmunológico especial que forma anticuerpos y sensibiliza los linfocitos que atacan y destruyen los organismos o toxinas específicos. Este tipo de inmunidad se denomina inmunidad adquirida. Un componente adicional de la inmunidad resulta de los procesos generales del organismo, y se denomina inmunidad innata o genética.

La inmunidad innata se debe a:


  • Resistencia de la piel a la invasión por organismos.
  • Fagocitosis de bacterias y otros invasores por los glóbulos blancos y células del sistema macrófago.
  • Destrucción de los organismos deglutidos, por las secreciones ácidas del estómago y las enzimas digestivas.
  • Presencia en la sangre de ciertos compuestos químicos que atacan a los organismos extraños o toxinas y los destruyen.

Hay dos tipos básicos de inmunidad adquirida pero ligados estrechamente.

  • En el primer tipo, el cuerpo desarrolla anticuerpos circulantes, que son las moléculas de globulina, capaces de atacar a los agentes invasores y destruirlos, denominándose inmunidad humoral. Los anticuerpos circulan en la sangre y pueden permanecer allí durante mucho tiempo, de manera que una segunda infección por el mismo organismo se controla en forma inmediata.
  • El segundo tipo de inmunidad adquirida se logra por medio de la formación de un gran número de linfocitos altamente especializados que específicamente se sensibilizan contra los agentes invasores extraños. Estos linfocitos sensibilizados tienen la capacidad de atacar a los agentes extraños y destruirlos, denominándose inmunidad celular. Es un sistema muy complejo que comprende varios órganos del cuerpo (como el bazo, el timo, el sistema linfático y la médula ósea) y además los líquidos corporales, sobre todo la sangre con sus constituyentes, y la linfa.

Efectos de la Malnutrición sobre la Resistencia a la Infección

Numerosas publicaciones han documentado estudios experimentales en animales y seres humanos, los cuales demuestran que las enfermedades por deficiencia alimentaria pueden reducir la resistencia del organismo a las infecciones y afectar de modo adverso el sistema inmunológico.

Algunos de los mecanismos normales de defensa del organismo se adaptan al sujeto malnutrido y por lo tanto no funcionan en forma adecuada.

"Se demostró que los niños con kwashiorkor no tenían capacidad de formar anticuerpos a la vacunación para la tifoidea o al toxoide diftérico, y su capacidad se restauró después de una terapia con proteína. Asimismo, los niños con malnutrición proteica tienen una respuesta antigénica disminuida a la inoculación de la vacuna para fiebre amarilla. Una inhibición de la respuesta de aglutinación al antígeno del cólera se informó en niños con marasmo nutricional y kwashiorkor".

Estos estudios indican claramente que el organismo malnutrido tiene una capacidad reducida para defenderse a sí mismo contra la infección.

Aunque los niños malnutridos con frecuencia tienen niveles elevados de inmunoglobulina (quizá en relación con las infecciones concurrentes), también pueden tener depresión de la inmunidad mediada por las células.


Un tipo de interacción muy diferente al de la nutrición y la infección se observa en el efecto de algunas enfermedades carenciales respecto a la integridad de los tejidos. La reducción en la integridad de ciertas superficies epiteliales, notable en la piel y las membranas mucosas, disminuye la resistencia a la invasión y facilita la vía de entrada para los organismos patógenos.


"La queilosis y la estomatitis angular en la carencia de riboflavina, encías sangrantes y fragilidad capilar en la carencia de vitamina C, dermatosis descamativa en forma de copos y cambios intestinales atróficos en la carencia grave de proteína y serias lesiones oftálmicas en la carencia de vitamina A".

EFECTOS DE LA INFECCIÓN EN EL ESTADO NUTRICIONAL

La infección afecta el estado nutricional de diversas maneras. Quizá la más importante de éstas es que las infecciones bacterianas y algunas otras conducen a un aumento de las pérdidas de nitrógeno corporal.


El nitrógeno se pierde por varios mecanismos. El principal es quizá una mayor ruptura de la proteína de los tejidos y movilización de aminoácidos, sobre todo desde los músculos. El nitrógeno excretado en la orina evidencia el agotamiento de la proteína muscular.

La recuperación total depende de la restauración de estos aminoácidos a los tejidos una vez que se ha superado la infección. Esto requiere mayor consumo de proteína, por encima de los niveles de mantenimiento, en el período posterior a la infección. En los niños cuya dieta es carente de contenido proteico, o en aquellos que ya tienen agotamiento de proteína, habrá retardo del crecimiento durante y después de las infecciones.


Infecciones Parasitarias

Las infestaciones parasitarias, sobre todo las debidas a helmintos intestinales, son muy prevalentes y cada vez más se ha demostrado su efecto adverso sobre el estado nutricional, especialmente en quienes están muy parasitados. La uncinaria intestinal (Ancylostoma duodenale y Necator americanus) afecta a más de 800 millones de personas, principalmente a los pobres en los países tropicales y subtropicales. En el sur de los Estados Unidos ocasionó una enfermedad debilitante de alta prevalencia. La uncinaria causa pérdida de sangre intestinal y aunque parece que buena parte de la proteína de la sangre perdida se absorbe más abajo en el tracto intestinal, existe una considerable pérdida de hierro.

Globalmente, las ascárides o lombrices (Ascaris lumbricoides) se encuentran entre los parásitos intestinales más comunes. Se estima que 1 200 millones de personas (una cuarta parte de la población mundial) tienen ascárides. Se pueden presentar complicaciones por la ascariasis, como la obstrucción intestinal o presencia de lombrices en sitios aberrantes tales como el colédoco o conducto biliar mayor. En algunos países los áscaris son causa de emergencias quirúrgicas en los niños, y fallecen muchos con obstrucciones.



El tricocéfalo o Trichuris trichiura habita en el intestino grueso e infecta aproximadamente a 600 millones de personas en el mundo entero. Estos gusanos son pequeños y, en niños fuertemente infestados, pueden causar diarrea y dolor abdominal.

Se sabe menos sobre la relación entre las enfermedades por protozoos intestinales y la nutrición, pero las amebas, que causan disentería grave y abscesos hepáticos, son organismos altamente patógenos, y la infección con Giardia lambia puede causar malabsorción y dolor abdominal.

La tenia del pescado (Diphyllobothrium latum) tiene una avidez de vitamina B12 y puede privar a su huésped de esta vitamina, con una anemia megaloblástica como resultado. La tenia del pescado es común en personas que viven en áreas geográficas limitadas, sobre todo en áreas cálidas y donde con frecuencia se consume pescado crudo.

Efectos de la Diarrea


Muchos estudios indican que las infecciones gastrointestinales, y especialmente la diarrea, son muy importantes en la precipitación de la malnutrición proteinoenergética (MPE) seria. La diarrea es común, y frecuentemente letal, para los niños menores. Los niños alimentados al pecho, tienen por lo general algo de protección durante los primeros meses de vida, por lo tanto la diarrea es a menudo una característica del proceso del destete. La diarrea del destete es muy frecuente en comunidades pobres del mundo entero, en zonas tropicales y templadas. El organismo responsable varía y muchas veces no se puede identificar. La diarrea fue una causa importante de mortalidad en niños de países industrializados hasta el comienzo del siglo veinte.

"Estudios realizados en hospitales y la comunidad indican que los casos de xeroftalmía y queratomalacia se precipitan frecuentemente por la gastroenteritis, al igual que por otras enfermedades infecciosas como sarampión y varicela. La xeroftalmía es la principal causa de ceguera en varios países asiáticos; además es prevalente en ciertas partes de África, América Latina y el Cercano Oriente".

La diarrea puede ser fatal, debido a que con frecuencia puede llevar a una grave deshidratación. Se puede decir que la diarrea, y la deshidratación como complicación, es una forma de malnutrición. La deshidratación es una deficiencia de agua y electrólitos corporales. El suministro de agua y de minerales adecuados en los alimentos caseros, la lactancia materna o la administración de líquidos de rehidratación oral es actualmente el tratamiento aceptado. Aunque estas son formas de terapia o tratamiento, realmente son realimentación y reposición. Sin embargo, la prevención exige medidas e intervenciones para reducir las infecciones, la pobreza y la malnutrición, que son esenciales si los países tienen que reducir la incidencia de la diarrea.

ENFERMEDADES CRÓNICAS Y DE VEJEZ


Existe una relación entre ciertas enfermedades crónicas y la respuesta inmune. Además, se ha demostrado claramente que en la vejez se reduce la respuesta inmunológica y la malnutrición empeora esta declinación. La asociación de diabetes con infecciones es bien conocida, y es claro que en la diabetes existe casi siempre una respuesta celular afectada. Otras enfermedades, por ejemplo varios tipos de cáncer, pueden también estar relacionadas con una disminución de la respuesta inmune.



NUTRICIÓN, INFECCIÓN Y DESARROLLO NACIONAL

Los efectos del estado nutricional sobre las infecciones y de éstas en la malnutrición tienen una relación muy importante. La mayoría de los niños en casi todos los países en desarrollo sufren de malnutrición en algún período de sus primeros cinco años de vida. Los problemas de infección y malnutrición están íntimamente relacionados, aunque los programas para controlar las enfermedades transmisibles y para mejorar la nutrición tienden a iniciarse en forma bastante independiente. Sería mucho más eficaz y efectivo si ambos problemas se atacasen en conjunto.

El éxito en la mejoría de la salud y en la reducción de la mortalidad de los niños depende del control de las enfermedades infecciosas, de mejoras en la alimentación y del cuidado. Se evidencia un aumento de los padres dispuestos a controlar el tamaño de su familia cuando existen buenas posibilidades de que la mayoría de los niños que nazcan sobrevivirán y llegarán a la edad adulta. También debe considerarse la necesidad de proporcionar un ambiente estimulante para el crecimiento del niño.

La malnutrición y las infecciones se combinan y ponen en peligro la salud de la mayoría de la población mundial que vive en la pobreza. Este peligro, presente de modo constante, amenaza en particular a los niños menores dé cinco años de edad. Muchos de los niños que sufren de malnutrición y una serie de infecciones sucumben y mueren. Pero continuamente son reemplazados por otros, en respuesta al fuerte deseo de los padres y a menudo a una verdadera necesidad, de tener hijos sobrevivientes. Los niños que pasan los cinco años de edad no son ciertamente los que han escapado a la malnutrición o a las enfermedades infecciosas, sino los que han podido sobrevivir. Rara vez quedan sin secuelas o cicatrices permanentes de sus primeras experiencias de salud. Frecuentemente sufren retardo en su desarrollo físico, psicológico o de comportamiento y pueden tener otras anormalidades que contribuyen a que muestren una capacidad menos que óptima para funcionar como adultos y quizá su expectativa de vida sea más corta.

La evidencia histórica y epidemiológica sugiere que reducir la mortalidad de bebés y niños, así como mejorar la salud y el estado nutricional, pueden ser requisitos previos para el éxito de los esfuerzos de planificación familiar. El espaciamiento de los nacimientos es una prioridad básica, especialmente donde las mujeres tienen exceso de trabajo y son malnutridas. En todos los países, los padres deben recibir apoyo para ayudarles a lograr el tamaño de familia deseada.

Parece haber una lógica segura y real en la recomendación de programas coordinados con tres objetivos: controlar las enfermedades infecciosas, mejorar la nutrición y establecer servicios de planificación familiar ampliamente disponibles. Estos tres tipos de cometidos pueden ser en sí mismos sinérgicos.