Salud y Bienestar

Salud y Bienestar
"Mente sana en cuerpo sano."

lunes, 9 de junio de 2008

BIOSENSORES: GUARDIANES DE LA SALUD

Los especialistas no dudan en considerar la progresiva expansión de estos pequeños dispositivos como una revolución comparable a la de los microprocesadores que dieron lugar a la informática porque, entre otras cosas, prometen las más variadas aplicaciones en el monitoreo de la salud, del medio ambiente y de los alimentos.

Para analizar sus usos y los que se vislumbran, recientemente tuvo lugar en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el primer encuentro de América Latina sobre biosensores, que reunió a destacados investigadores del país y del exterior para analizar las aplicaciones más recientes de estos adminículos en materia de salud, medio ambiente y alimentos.

El desarrollo de biosensores comenzó hace unos cinco años en un laboratorio universitario de Gran Bretaña, y actualmente está en plena etapa de expansión comercial que involucra inversiones millonarias. La investigación sobre el tema implica la integración de la química, la física, la medicina, la informática y la biología molecular, y es un claro ejemplo de cómo la ciencia puede aplicarse a las demandas sociales actuales.

BIOSENSOR

Un biosensor es un dispositivo al que se le incorpora una sustancia biológica (una enzima, un anticuerpo, una proteína, ADN, etc.) para poder medir de manera selectiva determinadas sustancias en cierto medio. Por ejemplo, plomo o bacterias en el agua, toxinas en los alimentos. El dispositivo traduce el cambio químico producido en presencia del compuesto de origen biológico en una señal eléctrica procesable.

El ejemplo más exitoso y difundido hasta el momento es el biosensor para medir la glucosa en sangre de pacientes diabéticos. Se trata de un dispositivo más pequeño que un teléfono celular, cuyo elemento de reconocimiento es la enzima glucosa oxidasa. El paciente coloca una gotita de su sangre sobre las tiras descartables y en unos segundos conoce su nivel de glucosa.

La potenciales aplicaciones de esta nueva tecnología en las áreas de la salud, los alimentos y el medio ambiente pondrán, en los próximos treinta años, a la ciencia del lado de las demandas sociales actuales, muchas de las cuales, paradójicamente, son producto del impacto que los avances tecnológicos y científicos tienen sobre la vida cotidiana de las personas.

APLICACIONES EN LA SALUD

Para el profesor Anthony Turner de la Universidad de Cranfield, Gran Bretaña, coordinador de un proyecto europeo de biosensores en el que se invirtieron 22 millones de dólares, la aparición y desarrollo de esta nueva tecnología “va a cambiar totalmente la forma de pensar la salud humana. Por ejemplo, una persona podría mandar vía Internet, los resultados de la muestra de sangre obtenida en casa, mediante un chequeo rutinario automático, al mejor experto del mundo. Esto a su vez modificará la forma de atención en los centros de salud. En un futuro próximo personas mayores podrán estar controladas en su casa con sensores que detecten y pongan en aviso sobre alguna descompensación orgánica”.

Otra aplicación importante en materia de salud consiste en descubrir rápidamente enfermedades nuevas o raras en grupos poblacionales. También se puede incorporar ADN en los sensores, y ver cómo elementos extraños (metales, sustancias orgánicas, sintéticas) producidos por la industrialización, y que están en el ambiente, afectan el material genético y causan enfermedades en organismos vivos. Al detectar mutaciones de las cadenas del ADN de un individuo, se podría aplicar medicina preventiva en muchos casos o establecer diagnóticos precoces.

“Una ventaja de los biosensores es que copian los sistemas biológicos, no miden la sustancia A, sino que miden toda sustancia que pueda producir el efecto X. El concepto es el monitoreo del efecto y no de la sustancia química”, explicó el profesor Turner.

BIOSENSORES Y EL AMBIENTE

La medición portátil y en campo, es decir, sin necesidad de mandar una muestra al laboratorio, que permite la nueva tecnología, es muy útil para medir muchísimas sustancias contaminantes del ambiente.

El ejemplo más claro que ya se está implementando es la medición de la demanda bioquímica de oxígeno (un parámetro que sirve para registrar el número de bacterias que hay en el agua). Es el ensayo más importante que se le hace a un líquido contaminado. Con la tecnología convencional esta prueba demanda alrededor de cinco días; con la nueva, los resultados se obtienen en 20 minutos. Además, mediante un sistema de alarma, los biosensores pueden alertar inmediatamente si una fábrica está excediendo el límite de emisión de contaminantes ambientales.

“Existe mucha contaminación que desconocemos porque no la estamos midiendo. Por ejemplo, en los ríos europeos se han detectado peces que cambian de sexo como resultado de los contaminantes que hay en el agua. Si no existe la tecnología adecuada para medir esto no hay cómo reconocerlo”, continuó el profesor Turner.

CONTROL DE ALIMENTOS

En el nivel internacional el foco de atención está puesto en detectar alimentos contaminados o modificados, y que pueden afectar la salud. Los biosensores se usan para controlar los procesos informatizados de elaboración de los alimentos. Al alertar al sistema sobre una anormalidad, ésta puede ser revertida automáticamante. En Alemania ya existen en los supermercados góndolas con productos que incluyen chips que avisan si se ha cortado la cadena de frío.

“Actualmente se están fabricando biosensores para reconocer microtoxinas o Salmonella, por ejemplo. Se planea crear sensores para aplicar en los casos de la vaca loca. Particularmente están interesados en el Reino Unido en el trabajo con productos derivados de plantas transgénicas, para identificarlos, y también a las plantas modificadas genéticamente. Así se llegarían a evaluar sus efectos sobre la salud”, destacó el especialista.

BIOSENSORES Y LA DIABETES

El profesor en química y farmacología, George Wilson, de la Universidad de Kansas en los Estados Unidos, trabaja con pacientes diabéticos implantados con biosensores. El método, indoloro, consiste en colocar debajo de la piel del abdomen del paciente una cánula del tamaño de un cabello que contiene un biosensor, conectado a un aparatito portátil que monitorea permanentemente los niveles de glucosa en sangre. De este modo, se lleva un registro constante de los niveles de glucosa que varían a lo largo del día. Esto es muy útil para conocer exactamente la dosis de insulina que requiere el paciente y así evitar crisis de hipoglucemia que llevan a la pérdida del conocimiento, y a las que está expuesto el diabético tipo I cuando se administra demasiada insulina.

"Actualmente este tipo de tecnología está en la etapa de experiencia clínica necesaria para su posterior aprobación por la FDA (Food and Drug Administration). El ideal sería perfeccionar el implante y disponer de una máquina con un software que pueda analizar los datos, y le administre directamente al paciente la cantidad de insulina adecuada, como lo haría su páncreas si funcionara normalmente. Es decir, tener un páncreas electrónico”, explicó el profesor Wilson.

ÁCIDO FÓLICO

La deficiencia de ácido fólico en la dieta de una mujer embarazada puede ocasionar serios problemas en la formación del bebé. Su suplementación, a través de comprimidos y alimentos fortificados, es una medida preventiva recomendada hoy día a toda mujer que planea concebir un niño.

Una de las sustancias necesarias para un desarrollo sano del feto es el folato o ácido fólico. Esta vitamina del grupo B se encuentra en verduras crudas, fruta fresca y carnes. Tiene funciones vitales, ya que actúa en la formación de los glóbulos rojos normales y en la producción de un componente esencial del ADN, la timidina.

El ácido fólico interviene en la síntesis de los ácidos nucleicos, es decir, en la división celular, por eso tiene una serie de acciones muy importantes. Hace unos diez años se descubrió la relación entre su deficiencia y los defectos del tubo neural en el feto. Estas anomalías del cierre de la médula espinal, ocurren dentro de los 30 días de vida, período durante el cual muchas mujeres ni siquiera saben que están embarazadas.

La carencia de esta vitamina, al igual que la B12, provoca en las personas una anemia grave (megaloblástica), en la que hay un escaso número de glóbulos rojos que son de gran tamaño. Los síntomas incluyen palidez, debilidad, reducción de la secreción de ácido en el estómago y lesiones nerviosas. En el feto, durante los primeros 45 días de gestación, puede provocar anomalías congénitas como la espina bífida y defectos en la formación del cerebro. La prevalencia de estas afecciones oscila entre 1 a 3 por mil nacimientos.

La espina bífida es una malformación en la que parte de una o más vértebras no se desarrolla por completo y deja sin protección una porción de la médula espinal. El riesgo de tener un bebé con este problema está estrechamente ligado a una deficiencia de folato en la dieta, especialmente al comienzo del embarazo. Algunos niños presentan síntomas mínimos, o ninguno, mientras que otros pueden tener debilidad o parálisis en las áreas por debajo del nivel de los nervios afectados.

Es probable que muchos de los abortos espontáneos se deban a malformaciones del feto por deficiencia de ácido fólico. Afortunadamente, varios estudios médicos demuestran que asegurando la administración de una buena dosis de ácido fólico en la dieta de la futura mamá estos problemas pueden evitarse en una alto grado.

PREVENCIÓN

El déficit de ácido fólico es frecuente en las mujeres embarazadas debido a un aumento de su demanda por parte del organismo durante este período. Su suplementación medicamentosa debería indicarse siempre y previamente a la concepción. Las mujeres en edad fértil también deberían estar suplementadas para prevenir la trastornos neurológicos en el crecimiento del bebé y una mala terminación de la médula ósea, que se forma durante el primer mes de embarazo.

Si bien el folato está en vegetales de hojas, frutas frescas, hígado, cereales, legumbres, frutas secas y semillas, su absorción no siempre es la adecuada. Los tiempos de cocción de los alimentos hacen perder gran parte de los nutrientes. También hay personas con problemas congénitos de absorción, aunque básicamente los déficits se deben a dietas insuficientes o inadecuadas, por lo que toda mujer que planea tener un hijo debería ingerir 5 miligramos de ácido fólico diarios, durante al menos el primer trimestre anterior a la fecha probable de concepción y durante el trimestre posterior a ésta.

Los familiares directos del niño afectado tienen cuatro veces más riesgo de tener chicos con deficiencia de ácido fólico. A su vez, una mujer que ha tenido un bebé con déficit de esta vitamina posee tres veces más posibilidades de tener otro niño con este inconveniente que una que no lo ha tenido. Por eso, en estos casos hay que duplicar la dosis de suplementación.

SOLUCIÓN ECONÓMICA Y EFICAZ

Un estudio realizado en Carolina del Sur, Estados Unidos, a cargo del doctor Roger Stevenson, del Greenwood Genetic Center, demostró que al inicio de las investigaciones, en 1992, la prevalencia de los defectos del tubo neural era de alrededor de 19 casos por cada 10 mil nacimientos. En 1998, luego de una intensa campaña de concientización en la población, había disminuido a menos de 10 casos en 10 mil. El número de mujeres que consumió ácido fólico durante el estudio saltó del 8 por ciento al 35 por ciento.

Los especialistas explican que la forma de obtener los requerimientos del nutriente es a través de una dieta equilibrada, del consumo de comprimidos y de alimentos fortificados con folato.

DIETA BÁSICA SANA

"El padre de la enfermedad pudo haber sido cualquiera, pero no cabe duda de que la madre fue la mala dieta." - Hipócrates.

Todo lo que ingerimos a lo largo del día representa una medicina o un tóxico en potencia para nuestro organismo.

Es fundamental para lograr una salud férrea, mantener una dieta equilibrada, realizar algo de ejercicio y apoyarse con suplementos vitamínicos, minerales y con plantas medicinales de alta potencia para corregir las posibles carencias nutricionales.

La dieta básica sana es una dieta que proporciona niveles óptimos de nutrientes para el mantenimiento y regeneración del organismo, y bajos niveles de alimentos perjudiciales para la salud.

Una alimentación equilibrada tiene una base de mucha fruta y verdura, aceites vegetales no refinados (aceite de oliva, aceite de lino) y pescado. Además, en cantidades limitadas hidratos de carbono complejos y naturales (cereales integrales, arroz integral, legumbres, etc). Alimentos como los lácteos, la carne y los huevos y productos como pan blanco y pasta han de ser ingeridos de forma eventual. Otros, como el azúcar o los alimentos procesados industrialmente y las grasas saturadas, deben ser evitados.

Actualmente, somos víctimas de carencias nutricionales importantes que se manifiestan poco a poco en una salud frágil, un sistema de defensas pobre y un envejecimiento celular prematuro. Todo ello es debido a múltiples causas:

  • Una nutrición desequilibrada.
  • La pobreza de nutrientes en los alimentos, debido a los métodos agresivos de cultivo actuales y a los procesos industriales.
  • Nuestra exposición, en la actualidad, a un número mayor de factores oxidativos, como radiaciones, radicales libres, estrés, metales pesados y otros.

Esto crea, en la mayoría de los casos, la necesidad de suplementar vitaminas, minerales y otras sustancias naturales, para cubrir las carencias provocadas por una nutrición errónea.

La ingesta de los suplementos nutritivos y de los extractos herbarios le permitirá, junto con una alimentación equilibrada, a mantener una buena salud, a prevenir enfermedades y a eliminar las ya existentes, equilibrando el organismo de forma natural y sin efectos dañinos.

ALIMENTOS RECOMENDABLES

Obligados

Frutas completas y zumos naturales no ácidos. 4/5 Raciones diarias.

Verduras y hortalizas crudas, al vapor, al horno (de hoja verde, todo tipo de coles, raíces, etc). 1 Ración cruda (ensalada) y otra cocinada al día, como mínimo.

Germinados (brotes de soja, de alfalfa, de trigo, etc). 2/3 Veces semanales.

Semillas y nueces (en poca cantidad). 2 Veces semanales o más.

Aceite de oliva virgen prensado en frío, aceite de lino (Diario).

Pescado azul de aguas frías (salmón, arenque, sardinas, boquerones, caballa, trucha de río). Se puede sustituir por una cucharada diaria de "aceite omega-3". 2/3 Veces semanales

Agua mineral y zumos (3:1). 8 Vasos grandes al día (entre los dos).

Opcionales

Carnes biológicas (mejor de caza o no estabuladas). Evitar el cerdo.

Huevos biológicos. 2-6 a la semana.

Cereales integrales (arroz, trigo, avena, centeno, mijo, cous-cous, pasta, pan, etc). Legumbres (soja, lentejas, garbanzos, judías, guisantes, etc). Tofu, seitán.

Lácteos (mejor olvidar la leche de vaca; la leche de cabra es más digestiva.) Es mejor tomar productos fermentados como yogur biológico (con bifidobacterias, etc) y quesos frescos (mejor de oveja o cabra). 1 Ración diaria, máximo.

Se recomienda que todos los alimentos procedan de cultivos o cría biológicos, en la medida de lo posible, debido a la ausencia de pesticidas, metales pesados, antibióticos, hormonas y otras sustancias tóxicas, en su interior.

ALIMENTOS PERJUDICIALES

Limitar su consumo al máximo, ya que, no sólo no aportan ningún nutriente, sino que provocan, tarde o temprano, trastornos en la salud. Son:

Azúcar refinada y dulces.

Grasas saturadas (de procedencia animal) y grasas "Trans" o hidrogenadas (margarina, bollería, aceites refinados, etc).

Sal en exceso.

Embutidos (a excepción del jamón ibérico de bellota, en pequeñas raciones).

Harinas blancas refinadas (pan blanco, pasta blanca, etc).

Productos procesados industrialmente (productos preparados, precocinados, enlatados, en conserva) con conservantes o colorantes químicos.

Carne roja y aves, en exceso (más de una vez por semana). Procurar que la carne sea de origen biológico o de caza. En especial, evitar el cerdo y la grasa animal.

Tabaco y alcohol (sí se recomienda una copa de vino tinto bueno, diaria).

DIETA BASICA SANA

A continuación, exponemos una dieta básica equilibrada, que puede servir como modelo:

1. Líquido
Bebe mucho, en cantidades pequeñas repartidas durante todo el día y entre comidas, un mínimo de 2,5 a 3 litros, entre agua y zumos de fruta, en una proporción de 2/1. Hay que evitar el café en lo posible, los refrescos con cafeína y gaseosas. Evitar la leche de vaca o no superar más de un vaso al día.

2. Desayuno
Fruta, zumos naturales, pan integral con aceite de oliva y tomate. Algo de queso (mejor fresco), frutos secos, malta, infusiones, achicoria. Leche de soja. Tortillas.

3. Almuerzo
Fruta, queso de oveja o de cabra, tomate con aceite de oliva, tortilla española o francesa, boquerones, etc.

4. Comida
Verduras crudas (ensaladas) y cocinadas, arroz integral y cereales integrales (en brotes), legumbres cocidas o en brotes (como lentejas, garbanzos, soja, etc.). Tofu, seitán. Pescado (mejor azul), carne de cordero (sin grasa) o de pollo de granja, pato o pavo, hasta dos veces a la semana. Huevos de granja, pero no fritos. Nunca carne de cerdo ni embutidos: como única excepción: jamón serrano de bellota. Patatas, fruta.

5. Merienda
Yogur con fruta, plátanos, frutos secos, infusiones.

6. Cena
Más o menos como la comida, también sopas o hervidos de verduras, etc. Pan integral.